Bunker en vivo

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Martines, Tango & Roll: “Los pibes que nos vienen a ver, van a La Viruta y rebotan”
  • 7 de julio de 2022
  • Bunker FM 91.9
En un Club Atlético Fernández Fierro repleto, Martines volvió a mostrar que la capacidad que tienen las cosas que “no piden permiso”, siempre van a tener “algo en contra


Los rastreadores tienen severa capacidad de encontrar una huella muda, un espacio perdido, un aroma inocuo. Traen consigo parte del camino y unen piezas para dar forma a conceptos que se desprenden de su propio recorrido. Encuentran la forma sobre las mañas y entregan, cuando están listos, el cuadro completo.

Con algunos artistas pasa lo mismo que con los rastreadores, no persiguen nada, muestran lo que saben y lo que entienden como sabido. Así, sin deuda y ancho de pecho, Martines plantó bandera en uno de los escenarios más representativos de la ciudad de Buenos Aires, en donde el tango y el rock son una sola forma, con un mismo propósito y un marcado sentido de pertenencia, el Club Atlético Fernández Fierro.

Martines es uno de esos artistas y, su “Tango & Roll”, no hace otra cosa que romper la hegemonía de quienes pregonan conocer un paño que no logran concebir. El show es un convite de entrada a sala llena, una estrategia que se debate entren el afán de poner sobre el escenario la mesa servida y la calidad artística se pasea entre la viola de Martín Morales, el piano de Gabriel Gerez (reemplazado en esta fecha, por Toni Arroyo), el violín de Manuel Quiroga, el bandoneón de Marco Fernández y la uniformidad genérica de ambos mundos.

—El tango es una estética, una idea, un concepto, desde el cual pudimos adaptar una canción de Ojos Locos o de los Redondos. Es el rock barrial de antaño y ambos pasaron por los mismos estigmas, persecuciones y prejuicios. El rock barrial para mí ha tenido, en su descripción, al lumpenaje y a los excluidos. El rock nacional se pasó 30 años hablando bien de ellos mismos. Nunca se bancaron que nuestra generación haya tenido éxito sin saber tocar la guitarra. El rock nacional es de clase media y el rock barrial es su hijo desclasado. Somos los parias, por algo nunca tuvimos prensa ni difusión, nunca nos dieron pelota. Siempre nos desclasificaron. Hay bandas que las escucho y digo que buen tema, pero no me generan nada. Sin embargo, bandas o artistas como Manal, Moris, por citar algunos ejemplos, retomaron en su momento la lírica del tango.

Martines es Martín Rossi, o Tincho de Ojos Locos, emblemática banda de rocanrol tan porteña como federal. La música atraviesa a este artista desde mocoso, imitando a Charly en casa; un primer teclado que compraron de “tanto que rompía las bolas con la música”, y una batería de juguete en que invitaba a mamá Susana a las improvisadas funciones en su cuarto de Villa Real.

El tiempo lo fue formando, el teclado más grande y la Tascam de 4 canales y las primeras bandas. Shows con Blues Motel y la primera formación de Viejas Locas. Desde los primeros demos de Ojos Locos allá por el 2000, hasta llegar, veinte años después, a este trabajo y contexto. Martines le escapa al lugar común sin la más mínima pretensión del cuidado de las formas prestablecidas.

—Nunca me sentí cantor, yo esto lo hago por que le pongo el pecho. Siento que le devuelvo a los géneros lo que me dieron y me siguen dando. Siempre esperé a que la fruta esté madura para poder presentarla y nunca respondí a la necesidad de sacar un disco. Yo no me acerque al tango desde el lugar que se acercaron muchos, o sea desde lo académico. Yo me acerco desde el concepto de ver en mi vieja lo que le producía un tango a tal punto que, en su lecho de muerte, le pregunté que tangos le gustaría que grabe, que les generaba y porqué.

—El tango necesita del rocanrol?

—Hay que volver a traer al tango desde la idea que no tiene que ver solo con lo musical sino más con lo social. No pensé en la parte musical, aunque lo hagamos, pero no es la idea.

—Porque hiciste este disco?

—Me sentí con la capacidad de hacerlo, desde la técnica vocal y desde la interpretación. La palabra tango es una cosa fuertísima y es un concepto diferente para cada persona. Con la elección de temas traté pintar el mundo de lo que es “Tango and Roll”. Tiene que ver con composiciones nuevas y también con Callejeros (Fantasía o realidad) o los Redondos (Un pacman en el Savoy). También hice un guiño a Ojos Locos con dos temas (Andan los caminos y Esta ciudad) porque también es un guiño a mi carrera. Quiero mostrar que “Tango & Roll” es una continuación del camino y no un proyecto aislado.

Visto desde ese lugar, no hay discos buenos o malos, gustan o no. La característica de cada obra supone en el oyente la continuidad de lo que dice –y a quien le habla– cada artista. Esta esquiva definición del concepto artístico representa a la determinación de aquel que no lo busca, sino que se ve por él atravesado. Entonces, lo que transmite –o no– no se atañe exclusivamente al autor sino más bien a la genuinidad que este representa. Corrección, no hay disco malos o buenos, gusten o no, hay obras sólidas, concretas, que abren espacios, contestan preguntas, muestran posibles caminos y quedan en la biblioteca del alma como un momento en donde el espíritu artístico de la obra se une al propio, excediendo a todo concepto.

“Tango & Roll” es un espacio tan genuino como certero, no da vueltas, no presenta espacio para titubeos y, sobre todo, no está esperando el aplauso de nadie. Martines le pone el pecho a cualquier runfla sin conocer más formula que haberlo vivido y eso es lo que transmite el artista con este primer disco. Un desarrollo descomunal que sorprende por la simpleza a la hora de contar un cuento que termina por llevarte a pensarlo, a preguntarte y a conversarlo. “Tango & Roll” te convida un gesto mientras se da el gusto.

Martines mira hacia adelante porque conoce de donde se viene, de que está hecho y que necesidades propias se atienden. “Tango & Roll” es el refugio que consiguió para que convivan, de una buena vez, la voz de una cultura desclasada, la clase trabajadora, la ribera, los buzones de esquina y los pibitos de esquina. Un disco hecho al andar, concebido sobre el escenario y pensado para sorprender a sus propios actores, mientras esquiva la triste suerte de aquellos que buscan la complicidad del algoritmo.

“Tango & Roll” es claro y dueño de una entereza tremendamente auténtica. Así, Martines pone sobre el campo de juego a los dos nueve de área de la propia cultura, los hace jugar juntos a medida que los piensa y los descubre en cuanto los despoja de prejuicios que no existen. Allana el camino para desentenderse de las asperezas que tiene la virtualidad ficticia. Tango & Roll es coherente en cuanto a su perspectiva y entiende que detrás del cuento seteado, hay una huella tangible. Martines es eso, un rastreador que olfatea cuando es necesario, que achina la vista para ver de lejos y que percibe por donde quiere seguir andando. Es un reconocimiento que esquiva el homenaje, pero que atiende el poder de una canción que crece con irrespetuosa simpleza.

Así camina Tango and roll y su más prolífero sentido; un hecho pintado a mano alzada por un artista tan entero como perceptivo. Martines encontró la manera de resolver inquietudes propias –y ajenas– en un disco que deja en claro que hay por delante.

EL ARGENTINO

Sin esa necesidad de ponerle nombre a las cosas; el tango sin estereotipos y el rocanrol como herramienta para traerlo con vida hicieron del CAFF una noche cargada de justeza.

—La gente rockera parada cantando melodía de arrabal es increíble. Tienen ese bagaje cultural y este es un espacio que acerca gente. La gente que nos viene a ver y canta de pie va a La Viruta y rebota, es decir, hay mucho código tradicional y para mi es quitar esos códigos. Este disco muestra un camino, ojalá que podamos recorrerlo, estamos abriendo y generando nuestro un espacio nuevo que tiene que ver con el tango y con el rock, para que la gente se encuentre desde otro lugar con el tango. Hacemos esto mirando hacia adelante y, tocar en el CAFF, que ya de por sí es una declaración de principios, tiene que ver con lo que estamos haciendo.

Hacía falta un disco así, con un concepto marcado, nuestro, de todos. Este trabajo, que reniega de ser una cosa o la otra, no sabe cómo traicionarse a sí mismo.

Por Manu Campi | @manucampimaier

Fotos: @emma_distilo

Gentileza diario El Argentino