Bunker en vivo

Bunker en vivo
Nota con el Profesor Guillermo Cao, integrante de la primer murga integradora de latinoamerica
  • 15 de febrero de 2021
  • LA HORA DE LOS MALDITOS
El profesor y escritoe Guillermo Cao nos cuenta sobre los Rengos del Bajo, una leccion de vida y una mirada distinta sobre la discapacidad.

La murga, se armó desde APEBI (Asociación para Espina Bifida e Hidrocefalia). Se trata de una institución organizada desde hace más de 40 años por padres con chicos con esta problemática. La espina bífida es una patología que se genera en las primeras semanas de embarazo, es una malformación congénita que tiene consecuencias directas en la motricidad, movilidad. La mayoría se moviliza en silla de ruedas, bastones canadienses.

La tarea se centra en buscar la inclusión, rehabilitación y habilitación. APEBI cuenta con un centro de día donde hay diferentes tipos de terapias: psicología ocupacional, taller
es de radio y también kinesiología. Los chicos vienen acá a realizar actividades recreativas, deportivas y culturales. Durante los veranos APEBI organiza una colonia de vacaciones y hoy por hoy no solo está aceptando chicos con espina bífida sino también con otras patologías.

La murga nació cuando desde nuestro centro, hace 18 años, se organizó un carnaval y trajeron murgas de diferentes barrios porteños. Los padres estando acá se preguntaron por qué APEBI no podía tener una murga con sus hijos. Y entonces se juntaron los padres que había, y se planteó la necesidades formar una murga a partir de otra que enseñe las particularidades básicas de una murga. Fue en ese momento que los padres se pusieron en contacto con la murga Los Preferidos de Villa Urquiza que durante un año y medio vinieron a enseñar lo que es el arte murguero: confeccionar los trajes, tocar instrumentos, hacer las letras de canciones, enseñar la formación de una murga, hacer banderas. Estuvimos trabajando con ellos y llegó el momento de despegarnos para hacer la nuestra de manera independiente. Al principio la murga estaba integrada por los chicos que iban al centro de día de APEBI que eran solo chicos con espina bífida, con el correr del tiempo la murga fue creciendo y empezó a haber no solo chicos con Espina Bifida sino también chicos con discapacidades mentales y con discapacidades sensoriales (ciegos, sordos). Además nosotros incluimos a personas con cualquier tipo de discapacidad. Hoy por hoy no tenemos límites de discapacidad, ni de edad ni de nada. Es una murga inclusiva y eso es lo que tratamos de llevar a cabo.

La Murga se llama “Los Rengos del Bajo”. El nombre lo pusieron los chicos mismos. Acá en Ramsay se llama rengo a toda persona con discapacidad, un sordo es un rengo, se denominan entre ellos mismos. “Del bajo” porque estamos en el Bajo Belgrano. Este es un barrio reconocido por la murga y también los barrios de alrededor, esto nos impulsó a tomar contactos con otros lugares para mostrar lo que estábamos haciendo.

Está formada por 60 personas con discapacidad y voluntarios. Ensayamos acá en nuestra sede, los todos los sábados de 17 a 19. A la hora de enseñar el arte murguero tuvimos que atender distintos frentes, cómo asumir las dificultades en la destreza física y qué podía hacer cada uno. Teniendo en cuenta que las murgas precisamente tienen una coreografía preestablecida, que requiere un baile particular, saltos y todo. Nosotros acá trabajamos no desde la discapacidad de cada uno sino desde la capacidad y vemos hasta dónde pueden llegar, tratamos de no sobre exigirlos. Hay chicos que estando en silla de ruedas el salto que hace cualquier murga lo hacen con una willi es decir, en su silla de ruedas levantan las rueditas de adelante. Pero hay chicos que no lo pueden hacer, que quizá en la silla de ruedas en lugar de hacer esa willi se agarran las piernas con las manos y las empiezan a revolear, eso para ellos es el salto de la murga y nosotros tratamos de que ellos sean libres. No les ponemos coreografías preestablecidas, tratamos que tengan una expresión libre del cuerpo. Los saltos a su manera, de manera descoordinada y fuera de ritmo a mí no me importan, a mí me importa que sientan su cuerpo libre. Su expresión libre también.

Podríamos decir que lo más estricto de la murga pasa a un plano secundario mientras haya una aceptación del cuerpo, un conocimiento del cuerpo. Para nosotros lo más importante es eso. Las personas con discapacidad van a la psicóloga, al terapista ocupacional, al kinesiólogo. Todo el mundo les dice: “ponete así” “ponete asa”, “hace esto”, “levantá la pierna”… la idea nuestra, si bien es un trabajo terapéutico, no es seguir condicionándole el cuerpo sino que empiecen a soltarse, a expresarse a través del cuerpo, que empiecen a desestructurar su cuerpo. No queremos que ellos tengan ejercicios, no es la idea para nosotros, por lo menos para mí como coordinador. Yo quiero que ellos bailen y sientan el ritmo como les parezca. Marcándole algunos detalles, levantar los brazos pero tampoco decirles “estos es así, así, así”… No.


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